La noche del 18 de junio el obispo de Querétaro les ofreció la comunión. Maximiliano con mucha tranquilidad pues creía haber cumplido con su deber, escribió dos cartas una su mujer y otra a su madre. Su última voluntad fué que su cadáver fuera conducido en forma sencilla. "he esperado la muerte con calma y quiero gozar también de calma en el féretro".
La mañana del 19 de junio de 1867 un pelotón disparó contra él, Miguel Miramón y Manuel Mejía, quienes a su manera, se habían empeñado en servir a México. Su sueño no correspondía a la realidad y lo pagaron con su vida. En sus últimas palabras Maximiliano había hecho votos porque su sangre sellara "las desgracias de mi nueva patria". Y en efecto se inauguraba una nueva época; se cancelaba toda opción política que no fuera una república democrática, representativa y federal. La discordia social no cesaba pero el Estado se fortaleció con el ejercicio de la Soberanía.
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