jueves, 2 de junio de 2011

Maximiliano, fusilado.

La noche del 18 de junio el obispo de Querétaro les ofreció la comunión. Maximiliano con mucha tranquilidad pues creía haber cumplido con su deber, escribió dos cartas una su mujer y otra a su madre. Su última voluntad fué que su cadáver fuera conducido en forma sencilla. "he esperado la muerte con calma y quiero gozar también de calma en el féretro".
La mañana del 19 de junio de 1867 un pelotón disparó contra él, Miguel Miramón y Manuel Mejía, quienes a su manera, se habían empeñado en servir a México. Su sueño no correspondía a la realidad y lo pagaron con su vida. En sus últimas palabras Maximiliano había hecho votos porque su sangre sellara "las desgracias de mi nueva patria". Y en efecto se inauguraba una nueva época; se cancelaba toda opción política que no fuera una república democrática, representativa y federal. La discordia social no cesaba pero el Estado se fortaleció con el ejercicio de la Soberanía.

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